lunes, 15 de julio de 2013

CONFIANZA NO SIGNIFICA FE






 
 
La confianza es un misterio, eso es lo primero para entender acerca de la confianza.
 
Por eso no puede ser explicada.
 
Puedo darte algunas indicaciones, sólo dedos apuntando a la luna, unos pocos indicios, pero no puede ser descrita o definida...

Es la forma más alta de amor, es el núcleo esencial del amor.
 
El amor mismo es un misterio que no puede definirse, pero el amor es como una circunferencia y la confianza es su centro mismo, su alma.

El amor es como un templo y la confianza es el altar más interior del templo, donde está situado Dios.

Por lo común, la gente piensa que confianza significa fe;
eso es erróneo.

Confianza no significa fe.
 
La fe es emocional, sentimental.

La fe crea fanáticos.
 
La confianza crea solamente una cualidad de religiosidad.

La confianza jamás vuelve a nadie hindú o musulmán o cristiano.

La fe es prestada se toma prestada de los padres, de la sociedad en la que naces.

La fe es accidental.

Vives con fe por miedo o por codicia, pero no por amor.

La confianza es por amor.

La fe es un condicionamiento, es algo impuesto, es una atadura.

El hombre de fe es un prisionero.
 
Puede ser que lo sepa, puede ser que no lo sepa.

Puede ser que haya estado viviendo en un palacio muy hermoso, pero está aprisionado en él.

La prisión puede estar muy bien decorada con Biblias y Coranes y Vedas y Gitas puede ser que esté hecha de hermosas doctrinas, filosofías, ideologías, pero es una prisión porque no has entrado en ella por ti mismo;
te han forzado a entrar.

La fe es egoísta, por eso es fanática.

La fe es prestada, por eso es fea.
 
La fe es una atadura porque te la han impuesto a través de estrategias sutiles.

No es confianza.

La confianza es un fenómeno totalmente diferente, con un sabor diferente.
 
Es tu propio crecimiento el que te lleva a la confianza, es tu propia experiencia, es tu propio conocer.

La fe sucede a través del condicionamiento y la confianza sucede a través del descondicionamiento.

Debes abandonar la fe antes de poder alcanzar la confianza.

Y la segunda cosa para recordar:
la confianza tampoco es creencia.

La creencia es, nuevamente, una treta de la mente para reprimir la duda.

El hombre nace con muchas dudas, con millones de dudas, y es natural, es un don de Dios.

La duda es un don de Dios, pero te crea problemas.

Si empiezas a dudar... y puedes dudar de todo, y tienes que vivir con gente que cree... tu vida será un conflicto constante;
tendrás que transigir.

Si naces entre cristianos tienes que creer; si no crees vas a estar en dificultades.

El camino hacia la confianza es la duda,
¡y duda hasta el final mismo!

¡Sigue hasta el final!

No reprimas tu duda en ningún punto, de otro modo te perderás la confianza.

La confianza surge de la duda, no reprimiéndola sino experimentando la duda hasta su extremo último.

Cuando sigues dudando y dudando y dudando, llega un momento en que todas las creencias son destruidas por la duda, toda fe se evapora al calor de la duda, y todo lo que queda es tu ser.

Ahora no hay nada de lo cual dudar porque has dudado de todo.

Cuando no hay nada de lo cual dudar, la duda muere, se suicida, porque no existe nada que la mantenga andando, nada más que la alimente.

Ése ha sido mi camino.

Yo no llegué a través de la creencia, llegué a través de la duda.

Es mejor comenzar como alguien que duda mucho que como un creyente, porque el creyente siempre seguirá siendo falso;
siempre seguirá siendo superficial, poco profundo.
 
La creencia jamás puede ser más que superficial:
rasca un poquito y allí, inmediatamente, está la duda.

La confianza necesita de un martilleo continuo;
la duda debe ser usada como un martillo... hasta que llegues a tocar el fondo de piedras de todo...

OSHO

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